Familias inciando una ruta en Las Acebeas. Foto: Javier Broncano
¡Qué tiempo tan bueno está haciendo para buscar setas, para montar en bici o para caminar! Salvo algún día que ha salido un poco rebeldón, en general predomina el sol, el cielo azul con sus nubes bien dispuestas, un airecito fresco ideal para no sudar demasiado…
Todo perfecto, salvo el susto de muerte (sí, de muerte) que te llevas cuando suena un tiro del que no tienes ni idea de dónde ha salido, salvo que ha sido disparado muy cerca de ti. Y te amarga el día, y hasta piensas volverte a casa…
Otoño es la temporada de máxima afluencia en nuestros montes, coincidiendo en el mismo espacio guiscaneros* y cazadores. Donde hay monterías, se supone que lo anuncian en un folio pegado a un árbol. Pero si están cazando “a la mano”, en grupos de cazadores que se van desplazando con sus perros, ni eso. Si te pilla, te pilla.
Los cazadores argumentan que la temporada de caza es corta y, además, que para eso pagan. En el fondo, creo que lo que denota la actitud de la mayoría es el convencimiento profundo de que el monte es suyo, al menos cuando están cazando. Y no es así. Menos aún, en una comarca como la nuestra, con tanto monte público.
No me cabe duda de que la mayoría de los cazadores son cuidadosos con sus disparos. Pero también es innegable que hay muchos accidentes. Por ejemplo, el año pasado murieron en España por esta razón 20 cazadores, 13 sufrieron graves heridas que les acarreó una invalidez grave y 846 sufrieron lesiones de menor gravedad. Como para que no andemos asustados los que no somos cazadores, e incluso los cazadores que están haciendo otra cosa, porque el que hoy caza, mañana está buscando setas.
¿Por qué, durante varios meses, tenemos que renunciar a salir al monte o ir con temor los que no vamos a cazar? En el monte pueden convivir las personas que van a caminar, a buscar setas, a montar en bici o a caballo, a hacer fotos, a comerse la tortilla o a dar un paseíto con los amigos…pero la caza tiene un problema: ¡es excluyente! Donde se está cazando, olvídate de todo lo demás.
Se dice, desde sectores de los cazadores, que no se merecen su creciente impopularidad. Pero que se pongan en el pellejo de los que sufrimos las consecuencias de su actividad. Acepto la caza, aunque no me guste. Pero creo que los cazadores deberían aceptarnos a los demás e ir pensando que habrá que ir consensuando algunas limitaciones temporales a su actividad. Vamos, que, si hoy tú, mañana yo, y así.
Seguiremos hablando de este espinoso asunto.
*Guíscano=níscalo