viernes, 16 de abril de 2010

Los alumnos del Colegio de La Puerta en lo alto del Navalperal

















Esta es la "foto de familia" del grupo de 6º de Primaria del Colegio de La Puerta Segura con el que anteayer subí de Las Acebeas al calar de Navalperal. Es una actividad que forma parte del programa "Sur Verde-Educación Ambiental en la Sierra de Segura", promovido por la Asociación para el Desarrollo Rural de la Sierra de Segura, y que va ya por su sexta edición.

Hechas estas presentaciones,  hay que decir que tuvimos la suerte de ver sobrevolar el calar a varios buitres leonados y que varias cabritas montesas entraron en escena un par de veces, cosa que fue muy celebrada por los chiquillos y chiquillas.

No sé lo que en estos seis años habrán aprendido los niños y jóvenes que han participado en las actividades. Lo que sí sé es lo que he aprendido yo.

He palpado la vida de los centros educativos, que son un hervidero de vida con todas sus alegrías y conflictos, con su follón, con su rutina, y con la estimulante vivacidad de sus alumnos.

He visto el trabajo de los profesores y profesoras, y no puedo juzgarles, sólo decir que lo que hacen es de las cosas más importantes que se pueden hacer en esta vida, que es un trabajo duro y que, como colectivo, merecen un mayor reconocimiento de la sociedad.

He aprendido a ver la naturaleza a través de la mirada de los niños y adolescentes rurales, que es una mirada primaria y lúdica, detallista, a veces cruda, pero siempre sorprendida y sorprendente.

Ellos y ellas tienen muchas ganas de aprender. Sólo hace falta que nosotros sepamos satisfacer su inquietud y, al menos de vez en cuando, les saquemos de la clase para que las montañas en las que han nacido se conviertan en su aula y en ellas observen, rían y suden. Se lo merecen.

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