jueves, 9 de febrero de 2012

Febrero en la Sierra de Segura





































El cárabo se reproduce en invierno
Dibujo: José Manuel Valero Rodríguez 

"Del olivar se levantan columnas de humo blanco allí donde se están podando las olivas. En el monte, va ganando espacio el verde, sobre el que destacan el  malva y el blanco del "azafrán serrano" y las primeras margaritas. En los bosques húmedos echa el heléboro sus raras flores, como copas de sépalos verde claro y carentes de pétalos. Cerca de ellos aparecen las prímulas, cuyo nombre denota su carácter de flor pionera que anticipa la primavera. En los suelos pastoreados abundan ya los amarillos narcisos. También florecen los sauces y esparcen su polen los escasos tejos y sabinas albares que nos quedan.

Muchos invertebrados siguen hibernando en el suelo o en la corteza de los árboles, mientras otros, cuyo ciclo vital no va más allá de los meses cálidos, dejaron antes de morir sus huevos escondidos a la espera de que el buen tiempo los incube y nazcan nuevas generaciones.
Aunque la mayoría de reptiles y anfibios están poco o nada activos, el sapo corredor está ya reproduciéndose. Es un sapo que no tiene mucha  dependencia de la proximidad del agua, bastándole charcones temporales de poca profundidad, a los que solo se aproxima en esta época para que la hembra deposite sus largos rosarios gelatinosos de cerca de 4000 huevos.

En cuanto al pajarerío, hay de todo. Algunos invernantes ya se nos van marchando, como los zorzales, pero la mayoría siguen entre nosotros luchando por las últimas semillas y aceitunas. En las postrimerías del mes, puede que ya se oiga al mirlo macho atrayendo a la hembra con su canto pausado y melodioso desde árboles, tapias y tejados.

El halcón peregrino nos ofrece el espectáculo de sus gritos y acrobacias nupciales cerca de los cortados donde nidifica. (...) También el cárabo se reproduce ahora. Es nuestra rapaz nocturna cuyo canto es más frecuente durante todo el año, y en las noches de invierno basta con un paseo para  identificar su inconfundible reclamo en las zonas boscosas que rodean pueblos y aldeas.

Los jabalíes, aunque de costumbres nocturnas, salen a veces de día en invierno para hozar en busca de alimento. Y las jabalinas puede que queden ahora preñadas, porque el calendario reproductor de esta especie es bastante anárquico. Empieza ya a producirse el desmogue de los ciervos: la cuerna, que les dio una imagen tan majestuosa, cae al suelo como si cualquier cosa, en una especie de rito anual de renovación. Es un gasto de energía tremendo para el ciervo producir cada año tanta cornamenta, pero peor sería acarrear con un peso cada año vez más grande y engorroso. Ahora quedarán dos protuberancias sobre las que una semana después empieza a crecer la nueva cuerna". 

Javier Broncano y Joaquín Gómez 

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