martes, 20 de noviembre de 2012

Noviembre en la Sierra de Segura




Todos los árboles y arbustos caducifolios dan sus hojas a la tierra. Podemos ver en ello una bella imagen de la decrepitud que inevitablemente forma parte del devenir de todo lo vivo, pero también de su renovación incesante, porque el suelo se convierte en la cocina donde se guisa con calma tanto alimento para el renacer de la vida dentro de unos meses.

Liberados ya de los afanes de la crianza, los pequeños páridos forestales se hacen notar en los pinares formando ruidosos bandos de carboneros, herrerillos, mitos, reyezuelos y agateadores, que se asocian para buscar alimento y defenderse de forma colectiva. Pero no será esta la única música, pues en noviembre se hace ya notoria la llegada de muchas especies que huyen de los rigores del invierno en el centro y norte de Europa y buscan alimento en nuestros bosques y olivares, uniéndose en muchos casos a las poblaciones sedentarias locales. Citemos, por ejemplo, a los pequeños mosquiteros, que van de camino para África pero que se toman con calma su paso por la Península, donde aumentan su peso en un 15% para afrontar con ciertas garantías su travesía sobre el mar y el desierto. 

Viene también el bellísimo petirrojo, potente plaguicida natural capaz de devorar un par de kilos de insectos al año. Y desde Escandinavia, nada menos, nos llegan los zorzales, que cuando han conseguido atravesar Europa entera no encuentran aquí refugio, sino trampas y plomo para acabar convertidos en aperitivos y conservas.

Del libro "La Sierra de Segura. El Sur Verde" - Joaquín Gómez y Javier Broncano
Foto: Peral de monte o cespejón (Sorbus torminalis) en la Dehesa Carnicera, Segura de la Sierra, 2 de noviembre de 2012 - Javier Broncano

martes, 13 de noviembre de 2012

El Consejo de Hongos, Plantas y Animales se pronuncia ante la huelga del 14-N

Esta tarde he sido citado con sigilo en un lugar recóndito de la Sierra donde se me ha entregado el siguiente comunicado con la petición expresa de que lo publique en este blog, lo que hago de inmediato por estar totalmente de acuerdo con el mismo:



Comunicado del Consejo Supremo de la Confederación  Ibérica de Hongos, Plantas y Animales No Humanos ante la Huelga General del 14 de noviembre de 2012.


Reunido el Consejo Supremo de la Confederación  Ibérica de Hongos, Plantas y Animales No Humanos, y ante la convocatoria de una huelga general para el 14 de noviembre de 2012 en el territorio correspondiente al denominado Estado Español, acordamos por unanimidad trasladar nuestra postura al conjunto de los individuos, tribus y pueblos de la especie Homo sapiens cuyo hábitat es el citado territorio:

1.      Que nos solidarizamos plenamente con vuestra lamentable situación y os apoyamos moralmente en esta y cuantas acciones emprendáis para remediarla.

2.       Que, no obstante, toda nuestra actividad diaria entra de lleno en lo que vosotros denomináis servicios mínimos, por lo que nuestra responsabilidad nos impide sumarnos a la huelga. Os recordamos, para evitar suspicacias o incluso acusaciones de comportamientos esquiroles, que algunos –solo algunos- de los servicios que prestamos cada día son la fotosíntesis, el ciclado del agua y los nutrientes, la formación de suelo, la producción primaria, la regulación de la calidad del aire, del clima, de la erosión, de las aguas, de las plagas y en general de todo lo que necesitáis para seguir vivos, incluso aunque solo sea el tiempo necesario para hacer una huelga de un día.

3.      Que, dado que nuestras responsabilidades laborales son ineludibles y por tanto nunca podremos ejercer los derechos de huelga, manifestación, etc. como sería nuestro deseo, os rogamos encarecidamente que tengáis también en cuenta nuestra penosa situación a la hora de plantear vuestras reivindicaciones y vuestro propio estilo de vida, más que nada porque el origen de vuestras cuitas y de las nuestras viene siendo el mismo, a saber, y dicho a lo llano, que los de vuestra especie sois unos ansias, aunque algunos mucho más que otros.  

Este acuerdo  ha sido aprobado por una amplia mayoría del Consejo. No obstante, el sector minoritario “Gaia o Muerte” hace constar su deseo de que se hubiera añadido otro punto:

4.      Que vale, que huelgas no hacemos, pero que como estos bípedos implumes sigan yendo de sobraos y continúen acogotándonos, esto peta, y si peta, petamos todos, y por nuestra parte si hay que liarla se lía, que acaban de llegar y se creen que son los amos, y…

Llegados a este punto, el propio sector minoritario se sumerge en una agria discusión que degenera en algarabía, por lo que el punto que proponían queda inconcluso. 

Iberia, 13 de noviembre de 2012.



sábado, 10 de noviembre de 2012

Las flores más vivas de Los Anchos



























Estas flores no son endemismos, ni siquiera especies autóctonas. No son frescas, ni tersas, ni tienen el tacto primario y amistoso de las cosas vivas. No sorprenden con su eclosión en primavera ni son la querencia favorita de insecto alguno. Están ahí siempre, rígidas, teñidas de colores impostados y rodeadas de hierbas descuidadas. 

Pero, para quien ama a esta  Sierra, puede que no haya flores más bellas. Son las flores de la memoria, las que dan testimonio, no solo de las historias de quienes descansan bajo ellas, sino del paso por la historia de un modo de vida que, para bien y para mal, se marchó para siempre.

En el pequeño cementerio de la aldea de Los Anchos no hay nichos, ni lápidas. A los cuerpos que allí reposan se les dio tierra, sin más. La misma que un día labraron. Y ¡qué tierra! La más bella que se pueda imaginar, porque el minúsculo cementerio de Los Anchos forma parte de un maravilloso valle en plena montaña donde nada falta: las praderías, los manzanos y los hortales; las choperas derechas y amarillas; los bosques que te llenan de verde la mirada bajo las grises y cobrizas cresterías rocosas. Y la aldea. Blanca, familiar y con chimeneas que aún humean.

Los muros del cementerio de Los Anchos son inusualmente bajos. En realidad, apenas nada separan, casi como en esos camposantos norteños tan integrados en su entorno y en la vida diaria de los vecinos que no están rodeados por ninguna valla, sino abiertos de par en par al paisaje y a la cotidianeidad de los vivos. En el cementerio de Los Anchos se diría que, por pudor, se ha querido cumplir con esa vieja tradición nuestra de poner coto al espacio reservado a los muertos, pero que en el fondo se quería que las montañas, los vientos y las sutiles luces oblicuas con las que el día nace y se despide, estuvieran siempre presentes en su recinto. Y también, que no hubiera impedimento alguno para que la mirada absorta de los vivos –si alguno pasara por allí- pudiera siempre recordar a los que durante siglos crearon un paisaje tan conmovedor.  

En el valle de Los Anchos hay fósiles de especies desaparecidas de caracolas marinas, y quién sabe si algún día se superpondrán a ellos los de nuestra propia especie, extinguida también sólo un suspiro después que los ammonites en las escalas geológica y cósmica del tiempo. En Los Anchos dejará de haber manzanos, tumbas y hasta montañas. Pero para los ojos de los vivos no hay otro tiempo que el presente, y para los que hoy lo estamos es un privilegio recibir el mensaje de amor a la vida y a la Madre Tierra que las flores de plástico del cementerio de Los Anchos se obstinan en transmitirnos.




























Fotos: Los Anchos, Sierra de Segura, 17 de noviembre de 2012. Javier Broncano Casares.