lunes, 25 de febrero de 2013

Ruidera, tan cerca

La Laguna Blanca, habitualmente seca, muestra este año un aspecto excepcional


Es una suerte que nuestra Sierra y La Mancha sean vecinas, y tan bien avenidas desde siempre. Hay días en que apetece que nada limite nuestra vista, que los horizontes se ensanchen y que el esfuerzo al caminar sea el justo para entregarse sin reservas al paisaje, o dicho más a lo llano, que no haya cuestas. Entonces te vas a La Mancha. ¡Qué lujo, si además hay agua, y sabinas albares, y patos y aguiluchos laguneros! O sea, si estás en las Lagunas de Ruidera. A mí me gustan todas, pero sobre todo las primeras y las últimas porque, aunque sean las más pequeñas, son las que no han sido mancilladas por una urbanización descontrolada y conservan la esencia de Ruidera.

Este año, además, es una gozada ver que la Laguna Blanca  -la más cercana a nuestra comarca- vuelve a tener agua, porque lo habitual desde hace ya muchos años es verla reducida a un secarral de tierra blanca. De hecho, hay mapas en los que no figura, o solo consta el nombre pero no está repesentada gráficamente, como si ya solo fuera un fantasma del pasado. 

En la zona hay tres grandes rutas señalizadas, que se solapan en varios tramos: el Camino Natural del Guadiana, el Camino de Don Quijote y el GR 114. Durante este mes de febrero he ido un par de veces a caminar por los encinares y sabinares del entorno de las primeras lagunas y recorrer luego los caminos que bordean las lagunas Blanca, Tomilla y Conceja, disfrutando de soleados días de invierno y de una tranquilidad maravillosa, incluso en fin de semana (nada que ver con el ambiente de las lagunas más grandes y accesibles). Animaros, aún queda invierno y el agua que circula por Ruidera va a más. Los somormujos y los laguneros no faltarán a la cita.

Laguna Tomilla


Señalización

Cortijo

Sabinar de sabina albar
 Fotos: Javier Broncano Casares

No hay comentarios:

Publicar un comentario